Inicio este recorrido histórico en Grecia, la cuna de grandes procesos y movimientos, donde las ciudadanías estaban presentes, en el modelo ateniense y en el espartano, los cuales se profundizarán a continuación.

Dentro del modelo ateniense se evidenciaba “una característica básica, el desarrollo de la idea del demos (pueblo) y de la participación ciudadana, de la aparición de una subjetividad reflexionante y, en consecuencia, del sujeto político” (Horrach Miralles, 2009, p3).

En Atenas existía una jerarquía donde las personas que estaban ubicadas en las altas urbes, debían consideras y escuchar al pueblo, de allí se daba participación ciudadana, que con el tiempo se fue consolidando, dándole al individuo un papel protagónico.

Más adelante se implementaron una serie de reformas, sistemas y formas de gobierno, como es el caso de la Eunomía (principio aristocrático) a la isonomía (igualdad de los ciudadanos respecto a las normas), la condición de ciudadanía superaba en este caso obstáculos privilegiados como podrían ser los del linaje o del grupo étnico. (Horrach Miralles, 2009, p3).

Se produce entonces una mayor apropiación de la ciudadanía.

Cabe señalar que, bajo este modelo, cada ciudadano tenía el privilegio de poder asistir a las reuniones de la Asamblea, que se consideraba como la base y representación de la ciudadanía democrática ateniense. (Horrach Miralles, 2009, p4). Esto significó un espacio de participación muy valioso, pues era la asamblea un escenario para la toma de decisiones importantes.

Aristóteles es uno de los pioneros cuando de hablar de ciudadanías se trata al postular que el hombre es un zoon politikon, es decir, un animal cívico o político y eso quiere decir que sólo puede desarrollarse plenamente en el interior de su comunidad social y política. (Horrach Miralles, 2009,  p4).

De igual forma, el filósofo consideró que las representaciones más importantes de la comunidad son la familia y la sociedad, toda vez que son espacios de interacción para los individuos que conforman las ciudadanías. Resaltando además lo que manifiesta Horrach Miralles (2009,  p5). El impulso comunitario que todo hombre lleva dentro de sí: “La ciudadanía supone una cierta comunidad” (Aristóteles, 2000)

Roma, también fue un escenario para el desarrollo histórico de las ciudadanías, donde los individuos gozaban de un sistema democrático, que fue moldeándose de acuerdo con el pensamiento de sus líderes.

Por ejemplo, Cayo amplió la ciudadanía a los latinos que vivían en la misma península itálica o en las colonias. Más adelante, el general Mario, nombrado cónsul el año 105 a.C., llevó a cabo una extensión de la ciudadanía a todos los miembros del ejército, que eran de procedencias muy diversas. Después de una sublevación del año 90, la condición de ciudadanía fue ampliada a todos los pueblos itálicos. (Horrach Miralles, 2009,  p6).

El principal aporte de Roma a las ciudadanías se dio por la creación de diversos grados de ciudadanías. El modelo romano se transmitía por vía paterna, de modo que cualquier hijo de ciudadano obtenía nada más nacer, de forma automática, el estatus de ciudadanía. (Horrach Miralles, 2009,  p6).

Sin embargo, loa ciudadanía obtuvo su máximo nivel en el modelo romano durante el periodo del emperador Caracalla, quien promulgó la Constitución Antoniana (o Decreto Antoniniano) el año 212, que se convirtió en la ley más importante y reconocida relacionada con la ciudadanía romana. Mediante este edicto la condición de ciudadanía ampliaba los límites geográficos y alcanzaba a la totalidad de los habitantes libres del Imperio. (Horrach Miralles, 2009,  p6).

Más adelante bajo el modelo del Cosmopolitísmo Estóico la definición de Ciudadanía trascendió fronteras y se empezó a dimensional con alcance mundial. La elaboración moderna que se ha hecho del estoicismo ha provocado el desarrollo de una idea de ciudadanía mundial que pone en cierta manera en cuestión el poder del Estado. El monopolio del bien, el eje de toda decisión política, ya no lo poseen los Estados, de modo que el marco de legitimidad se amplía a niveles mundiales. (Horrach Miralles, 2009, p8).

Las Ciudadanías en la Modernidad

Inicia con el surgimiento de las ciudades estado italianas, que produjeron el nacimiento de varias repúblicas como Pisa, Florencia, Milán y Génova. (Horrach Miralles, 2009, p10). Sobre el concepto de ciudadanía, historias y modelos. Donde se concedía el estatus de ciudadanía, a las personas dueñas de alguna propiedad ubicada en los límites geográficos correspondientes a la misma. (Horrach Miralles, 2009, p5).

Durante el siglo XVIII el mundo afrontó una serie de cambios en diferentes sectores provocados por la Revolución Francesa y la Estadounidense, siendo la política una de ellas, logrando que los ciudadanos tuviesen más libertades, otorgando mayores derechos al ciudadano.

Emmanuel Jóseph Siéyes como se citó en Horrach Miralles (2009). Realizó una diferenciación entre los derechos civiles o naturales (“ciudadanía pasiva”) y los políticos (“ciudadanía activa”), dejando a los segundos solo para un reducido número de personas, mientras que los primeros deberían encontrarse al alcance de todos. De esta manera, las mujeres quedaban fuera de los derechos políticos (p12), por tanto, no podían sufragar.

Por otra parte, la Ciudadanía y nacionalidad son dos conceptos que también guardan estrecha relación; sin embargo, han sido objeto de críticas por parte de pensadores como Jürgen Habermas, quien expresa que “la ciudadanía no ha estado nunca ligada conceptualmente a la identidad nacional”. (Heater 2007: 162),

A lo largo de la historia de las Ciudadanías, se ha dado una fuerte lucha social por la igual, como en el caso de los Estados Unidos, donde imperaba la ley de la esclavitud, estado las personas de color en desventaja, este problema político y social derivó luchas que eliminaron la segregación racial, brindando a las personas de color derechos como ciudadanos.

Para profundizar mejor en las Ciudadanías, es preciso ahondar en sus modelos y entender que la ciudadanía consiste básicamente en la forma de pertenencia de los individuos a una determinada comunidad política. Esta forma de ciudadanía es, al mismo tiempo, igualitaria y universalista. (Horrach Miralles, 2009, p14)

También abarca además lazos de sangre, como el hacer parte de una familia, poseer un origen y linaje; pero también el hacer parte de un territorio. Por ello, “Marshall vincula dos condiciones con la figura del ciudadano: el derecho de sangre (mantener relaciones familiares con otros ciudadanos) y el derecho territorial (haber nacido en un estado-nación determinado)”. (Horrach Miralles, 2009, p14)

 Así mismo, Horrach Miralles (Horrach Miralles, 2009, pp14-16) describe las ciudadanias:

  • Ciudadanía Liberal: Contempla los siguientes principios, libertad, el uso instrumental de la moral pública, el individualismo, la participación política, y la Neutralidad del Estado.
  • Ciudadanía Republicana: Integra la idea de libertad, igualdad, justicia, y la Ciudadanía deliberativa y activa.
  • Ciudadanía comunitarista: Se centra en el interés colectivo, antes que el particular e individual.

El comunitarismo acusa una “tendencia estructural a priorizar las razones de la comunidad sobre las razones de la libertad” (también el ejercicio de la pura voluntad antes que la razón misma)

  • Ciudadanía Multicultural: Tiene en cuenta los siguientes grupos: los desfavorecidos como mujeres y discapacitados; los grupos de inmigrantes y minorías étnicas o religiosas y las minorías nacionales.
  • Ciudadanía postnacional: De acuerdo con Habermas, es evidente la necesidad de reconocer la realidad de unos estados postnacionales, que son, en suma, nuestros estados plurinacionales y también pluriétnicos.

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