Para comprender el concepto de Ciudadanías Comunicativas, su alcance y representatividad se debe partir de la definición de la Comunicación, entendida como un proceso transversal que está presente en todos los aspectos de nuestra vida, producto por ejemplo de interacción social, cotidiana y llegando a otras esferas y entornos como el de las organizaciones, donde se convierte en su ADN, toda vez que contribuye al cumplimiento de los objetivos corporativos.

La Comunicación le ha permitido al hombre su evolución y desarrollo, además de su subsistencia, por tanto, e podría decir que ha estado presente desde el inicio de la sociedad.

Existen diversos pensadores que han dado su definición de la comunicación, evidenciando la importancia de este proceso y la relevancia de la codificación y decodificación.

Es el caso de Fernández y Gordon (1992: 3) para quienes “la palabra comunicación proviene del latín Comunis común, pues al comunicarnos pretendemos establecer algo en común con alguien o, lo que es lo mismo, tratamos de compartir alguna información, alguna idea o actitud”. (Vidal Fernandez, Zambrano Garcia, & Pérez Martínez, 2016)

Por otra parte, para Idalberto Chiavenato, la comunicación es "el intercambio de información entre personas. Significa volver común un mensaje o una información. Constituye uno de los procesos fundamentales de la experiencia humana y la organización social." (Thompson, 2022)

Así mismo, para David K.Berlo, se trata de un proceso en el que se genera un mensaje a partir de una fuente, por tanto es codificado para su comprensión y al llegar al receptor debe ser decodificado para que se produzca la retroalimentación. En tal sentido, para este teórico, el objetivo primordial de la comunicación es transformar al hombre en un factor efectivo que posibilite la relación original existente entre su organismo y el medio que lo rodea. Es decir, que el individuo se comunicaría con el objetivo de influir y afectar de manera intencionada a los demás.

En tal sentido, se puede afirmar con base en modelos como los planteados por Shannon, Weber, Lazarfeld y Berelson, Neuman Marcuse y Habermas; además de los surgidos en la Escuela de Franfurk, que la Comunicación es un fenómeno objeto de estudio y que en sí misma posee una historia que le otorga identidad.

Es el caso de la postulación de la teoría matemática de la comunicación de Claude Shannon, donde se hizo mención a algo que era familiar, a lo que sucedía en la guerra, a las acciones de gobierno e inclusive a los fenómenos que sucedían en la vida diaria, y ese algo se sintetizó bajo el concepto de información, un concepto que se expandió rápidamente de las matemáticas a la biología, a la física, a las relaciones de pareja y a las políticas internacionales. (Vidales Gónzales, 2017, p.57)

Resulta lógico entonces entender la comunicación desde otras aristas, que dan cabida a su multidisciplinariedad y permiten ver la comunicación más allá de un objeto de conocimiento, sino como concepto transdisciplinar, incluyendo nuevas perspectivas. (Vidales Gónzales, 2017, p.60)

En lo que respecta al concepto de Ciudadanías, “se traduce en un conjunto de normas que regulan el status jurídico político de los ciudadanos”. (Pérez Luño, 2002, p.178). Por tanto, podrían entenderse como una mera denominación o categoría sobre un individuo que cuenta con derechos y deberes; sin embargo, estas implicaciones van mucho más allá, toda vez que son los ciudadanos quienes conforman las sociedades y estas las que mueven el mundo a partir de su interacción y desarrollo. Por eso la denominación de ciudadanía no debe pensarse como algo simple, e individual, sino como una colectividad.

“Por tanto, el eje de la comunidad (democrática) no puede quedar definido por un determinado individuo o grupo, sino por el conjunto de relaciones y vínculos interindividuales que se conforman a un nivel lo más libre e igualitario posible”. (Horrach Miralles, 2009, p.2)

Para comprender mejor, lo que representa la ciudadanía, se podría conceptualizar como lo define Camacho Azurduy (s.f) el reconocimiento de esa integración, en la cual el ciudadano consume discursos informativos (noticias) y de opinión que circulan en estos, a través de un conjunto de procesos de apropiación y uso en los que el valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y de cambio, o donde al menos estos últimos se configuran subordinados a la dimensión simbólica (Cf. GARCÍA 1993). (p.29)

Una vez definidos los conceptos de Comunicación y Ciudadanías, es preciso conceptualizar lo que significan las Ciudadanías Comunicativas, entendidas como un espacio donde los medios de comunicación contribuyen a visibilizar las realidades de las ciudadanías, pero no solo emitiendo información, sino también siendo artífices de su transformación, desarrollo y cambio social.

La noción de ciudadanía comunicativa plantea una dirección doble: de los medios hacia el ciudadano (oferta mediática) y del ciudadano hacia los medios (consumo cultural). En ambos sentidos, el ciudadano es un actor social que ejerce íntegramente su derecho garantizado por el Estado no solo a recibir, sino a investigar y difundir información y opinión por cualquier medio, y asume activamente sus responsabilidades en la generación y reproducción de procesos de formación de opinión y deliberación públicas, participación y control sociales. (Camacho Azurduy, s.f, p.30)

El fenómeno ambivalente que se genera al hablar de Ciudadanías Comunicativas, puede ser entendido con mayor profundidad, a partir de sus dos dimensiones, como se muestra a continuación.

Tabla 1

Dimensiones de la Ciudadanía Comunicativa

Primera Dimensión “También ejerzo mi ciudadanía a través de los medios”

Segunda Dimensión “También aprendo a ser ciudadano en mi relación con   los medios”

En los medios las personas expresan y ejercen su ciudadanía en diversos campos, por ejemplo, a través de diversas formas de control social del poder. Sin embargo, los medios también pueden sustituir de forma ilusoria la participación a la que no se tiene acceso realmente o se puede dar el caso que los medios intenten sustituir a otras instancias departicipación (por ejemplo, partidos políticos).

Las personas definen y (re)configuran su ciudadanía en la relación que establecen con la oferta mediática (consumo cultural)2. Por ejemplo, la información que estos producen aumenta el poder ciudadano (control social). Asimismo, aquí se plantea un tema de fundamental importancia, cuál es el control ciudadano de los medios para la regulación democrática de estos.

 Nota. (Camacho Azurduy, s.f, p.30)

A continuación, los lectores podrán visualizar un video donde se profundiza sobre las Ciudadanías Comunicativas y el rol de los medios de Comunicación en esta dinámica.

                            (Geomedios CR, 2016)




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